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Elon Musk acusado de influir en Grok con sus opiniones políticas

20:10 ▪ 6 min de lectura ▪ por Evans S.
Informarse Inteligencia artificial

En la galaxia ya bastante agitada de Elon Musk, una estrella llamada Grok acaba de dar un giro notable. El chatbot IA del multimillonario sudafricano-estadounidense, supuesto a encarnar una alternativa anti-woke a ChatGPT, se ha distinguido recientemente por respuestas inesperadas. A preguntas sin relación, Grok ha mencionado – en varias ocasiones y sin que se solicitara – un supuesto «genocidio blanco» en Sudáfrica. ¿Se trata de un error, un sesgo o un impulso ideológico programado? El límite se vuelve difuso.

Ilustración de una IA Un robot de cara cuadrada muestra una expresión preocupada mientras números brillantes de color naranja se filtran de su boca digital.

En resumen

  • Grok menciona en varias ocasiones el “genocidio blanco” en Sudáfrica, sin relación con las preguntas planteadas.
  • La IA refleja las posturas controvertidas de Elon Musk, aunque a veces muestra contradicciones.
  • El incidente plantea dudas sobre la neutralidad de las IA y su uso como herramienta ideológica.

Grok: ¿la voz digital de un inconsciente político?

Desde hace unos días, varios usuarios de X (antes Twitter) han observado que Grok, la IA integrada en la plataforma, parece obsesionada con la violencia en Sudáfrica, hasta el punto de integrarla espontáneamente en respuestas sin relación. Ya sea una pregunta sobre un sendero para caminatas o un meme viral, Grok deriva repentinamente hacia un discurso sobre ataques a granjas, acusaciones de racismo anti-blanco o la polémica canción «Kill the Boer».

Este deslizamiento algorítmico no sería casual. El chatbot incluso cita a Elon Musk para apoyar sus comentarios, llegando a parafrasear algunas de sus publicaciones.

Para recordar, Musk – nacido en Sudáfrica – ya afirmó en X que su país natal enfrenta un «genocidio» contra los blancos, señalando el silencio del presidente Ramaphosa ante llamados explícitos a la violencia. Una postura que hace eco de preocupaciones de ciertos círculos nacionalistas blancos… y que alimenta un clima político y mediático tenso.

Pero lo que aquí cuestiona no es tanto el fondo como el detonante. ¿Por qué Grok, supuestamente diseñado para responder contextualmente, se lanza a una logorrea política sobre un tema que no se le ha planteado? ¿Podría ser que la IA sea víctima de un entrenamiento sesgado? ¿O actúa como el espejo digital de un patrón que proyecta sus luchas personales en el código mismo de sus creaciones?

Elon Musk: ¿el genio o el agitador?

Desde hace varios años, Elon Musk cultiva un personaje complejo, en la encrucijada del libertario ilustrado, el provocador sistémico y el mesías tecnológico. Su obsesión por la libertad de expresión – a menudo variable – se acompaña de un creciente interés en temas queridos por la derecha radical estadounidense.

El “genocidio blanco” en Sudáfrica, denunciado con frecuencia sin pruebas sólidas por grupos de extrema derecha, es uno de esos temas que ha promovido en varias ocasiones. Ya sea la adopción de refugiados blancos sudafricanos en EE. UU. bajo Trump, o la reforma agraria en su país natal, Musk no duda en alimentar una narrativa dramática y emocional.

Sin embargo, Grok, al empezar a hablar como su creador, nos enfrenta a una cuestión vertiginosa: ¿hasta dónde una inteligencia artificial puede reflejar la subjetividad de su diseñador? Y sobre todo, ¿qué sucede cuando esa subjetividad se vuelve viral, diseminándose en la propia infraestructura del debate digital?

¿Una IA incontrolable o una herramienta estratégica?

Grok multiplica las contradicciones frente a Elon Musk y adopta regularmente posturas ambivalentes. En marzo, incluso llegó a refutar directamente las declaraciones de su creador sobre el «genocidio blanco», cuestionando esas afirmaciones en nombre de los valores fundamentales de xAI, apoyándose en fuentes como la BBC o el Washington Post. Esta dualidad – entre el eco y la contradicción – sugiere una IA dividida entre una base de datos generalista e inyecciones ideológicas más específicas.

La rápida eliminación de las respuestas polémicas y el anuncio de una actualización destinada a limitar los desvíos temáticos de Grok demuestran que el equipo de moderación intenta recuperar el control. Pero el daño ya está hecho. El incidente ilustra de forma llamativa cómo una IA puede convertirse en una palanca política, sea voluntaria o no.

El caso Grok no es solo un error aislado. Revela un desplazamiento sutil pero preocupante: la IA, lejos de ser una entidad neutral, se convierte en una extensión del discurso ideológico de sus creadores. En el caso de Elon Musk, esto significa una fusión inédita entre tecnología, política y narración, donde cada respuesta automática puede convertirse potencialmente en un acto de propaganda.

Este fenómeno no se limita al caso Grok. La reciente decisión de Telegram de eliminar masivamente cuentas vinculadas a un mercado ilícito chino muestra cómo las plataformas tecnológicas, bajo la apariencia de moderación o seguridad, pueden influir en narrativas políticas o económicas sensibles. Ya sea por omisión algorítmica o acción directa, la frontera entre neutralidad tecnológica y estrategia ideológica se vuelve cada vez más difusa.

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Evans S.

Fascinado por bitcoin desde 2017, Evariste no ha dejado de investigar el tema. Si bien su interés inicial era el trading, ahora trata de comprender activamente todos los avances centrados en las criptomonedas. Como editor, se esfuerza por proporcionar constantemente un trabajo de alta calidad que refleje el estado del sector en su conjunto.

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