La economía estadounidense ha cristalizado las tensiones durante varios meses entre dos visiones políticas profundamente divergentes, encarnadas por Joe Biden y Donald Trump. Por un lado, el actual presidente destaca una gestión estabilizadora, basada en la cooperación internacional y el apoyo a las clases medias. Por otro lado, Donald Trump promete reformas radicales, centradas en políticas proteccionistas y reducciones fiscales para los más ricos. Así, estas oposiciones van más allá de las elecciones económicas nacionales, pero reflejan orientaciones que podrían remodelar los equilibrios comerciales globales.