Mientras el ecosistema de Ethereum continúa su búsqueda de rendimiento, el fork Fusaka está a punto de marcar una etapa decisiva. Sin fanfarrias ni rupturas tecnológicas, esta actualización se centra en optimizaciones precisas de la máquina virtual y de la gestión de blobs. Lejos de los efectos de anuncio, podría, sin embargo, reforzar de manera duradera la eficiencia de la red.