Bitcoin y Ethereum bajo tensión : ¿se avecina una tormenta?

Desde el comienzo del mes de septiembre, bitcoin (BTC) y Ethereum (ETH) captan la atención de un mercado cripto suspendido entre esperanza y preocupación. Mientras Wall Street flaquea, los dos líderes muestran una resiliencia intrigante. Sin embargo, detrás de esta aparente calma, los indicadores técnicos revelan una tensión creciente. Entre señales contradictorias y previsiones cada vez más polarizadas, los traders se preparan para una volatilidad que podría transformar septiembre en un mes decisivo para el futuro del mercado.

Una aparente calma

Mientras el mercado cripto muestra una ganancia global del 1,2 %, impulsado por una capitalización que recupera los 3 900 mil millones de dólares, bitcoin, bajo la influencia de las emociones, se adjudicó +1,36 %, a 110 735 $, con un pico intradiario observado en 111 775 $.

Este modesto impulso se enfrentó a resistencias técnicas importantes, revelando un mercado sin aliento. Por su parte, Ethereum muestra una ligera caída del 0,25 %, a 4 303,99 $, a pesar de una amplitud intradiaria marcada con un máximo diario en 4 416,45 $.

Estas variaciones limitadas, pero volátiles, traicionan una forma de estancamiento tenso, típico de los períodos previos a un giro de tendencia.

En el plano técnico, varios indicadores refuerzan esta constatación :

• El RSI (Índice de Fuerza Relativa) de bitcoin está actualmente en 44, lo que indica «una dinámica neutral a ligeramente bajista», sin disparar señales automáticas de compra o venta ;

• El ADX (Índice Direccional Promedio) para el BTC está medido en 20, un nivel bajo que «sugiere una tendencia ausente o mal definida», a menudo precursor de movimientos violentos ;

• Para Ethereum, el RSI está en 50, señal de un mercado perfectamente equilibrado entre compradores y vendedores ;

• El ADX de Ethereum, ligeramente superior a 25, confirma una tendencia aún vigente, pero en fase de desaceleración desde hace varios días ;

• Finalmente, la ausencia de actividad en el Squeeze Momentum Indicator, “OFF”, corrobora el escenario de una fase de compresión sin dirección afirmada, pero propicia para una ruptura a corto plazo.

Estos elementos convergen hacia una conclusión provisional: el mercado permanece suspendido a un detonante externo o interno.

Predicciones divergentes y señales técnicas contradictorias

Si el análisis de precios da una imagen relativamente tranquila del mercado, las predicciones emitidas en la plataforma Myriad Markets ofrecen una perspectiva mucho más contrastada.

Por el lado de bitcoin, el pesimismo gana terreno. Los traders estiman ahora en un 66 % la probabilidad de que el BTC caiga a 105 000 $, frente a un 34 % para un regreso hacia 125 000 $. Estas cifras marcan una clara evolución respecto a las proyecciones de hace dos semanas, cuando solo el 44 % contemplaba una caída tan marcada.

Ethereum, en cambio, sigue gozando de un sentimiento ligeramente alcista, con un 60 % de traders apostando por un rebote a 5 000 $ antes de una posible caída a 3 500 $. Sin embargo, esta confianza se desvanece, pues esta probabilidad era del 73 % la semana anterior.

Además, las medias móviles exponenciales (EMA) ofrecen señales divergentes para BTC y ETH. Ambas criptomonedas mantienen por ahora una estructura llamada «golden cross», donde la EMA a 50 días permanece por encima de la de 200 días, vista a menudo como alcista.

Sin embargo, esta configuración está amenazada, pues la diferencia entre estas dos medias comienza a estrecharse, una evolución a menudo interpretada como un debilitamiento de la tendencia en curso. Los traders a largo plazo podrían ver aquí una oportunidad de compra en retroceso, mientras que los especuladores más agresivos anticiparían una corrección más profunda.

La volatilidad, todavía discreta, podría intensificarse rápidamente en el transcurso del mes, a pesar de un comienzo prudente del mercado. La historia reciente muestra que septiembre suele estar marcado por giros bruscos. Los próximos días podrían resultar decisivos para bitcoin como para Ethereum. Entre indicadores técnicos debilitados, previsiones divergentes y un contexto macroeconómico tenso, la incertidumbre domina. Para algunos, estos retrocesos temporales podrían constituir oportunidades de acumulación, mientras que otros verán en ellos los indicios de un nuevo ciclo bajista.