Sam Altman admite el fracaso de GPT-5 y promete una IA más humana con GPT-6
Cada avance de OpenAI promete redefinir el futuro. Y sin embargo, GPT-5 no cumplió sus promesas. Al anunciar rupturas tecnológicas, la decepción se convierte en un riesgo estructural. ChatGPT tiene 700 millones de usuarios semanales. Entonces, cuando el gigante titubea, el impacto es mundial. El fracaso de GPT-5 no es solo un problema técnico: es una lección sobre lo humano en la inteligencia artificial (IA). Sam Altman reconoció sus errores. Pero, ¿qué pasó realmente?
En breve
- Sam Altman admite públicamente que el lanzamiento precipitado de GPT-5 fue un error grave.
- Los usuarios expresaron una pérdida de apego emocional con GPT-5, considerado frío y distante.
- Varios desarrolladores señalaron errores, lentitud y limitaciones técnicas debido a la falta de GPU.
- OpenAI quiere corregir el rumbo con GPT-6, evitando manipular a los más vulnerables.
GPT-5: cuando ChatGPT decepciona y Sam Altman desactiva la crisis
La frase surgió en una cena privada en San Francisco: «Creo que nos equivocamos realmente en algunos aspectos del despliegue». No es una simple confesión. Es un terremoto en el universo de OpenAI. Sam Altman, CEO y rostro público de ChatGPT, reconoció que el paso de GPT-4o a GPT-5 fue apresurado. Es completamente normal que este último decepcione a los usuarios.
¿Por qué esta declaración impactante? Porque GPT-5 no fue percibido como una mejora. Muchos usuarios lo encontraron frío, mecánico, lento. El contraste con GPT-4o, cálido y atractivo, fue brutal. Y en las redes sociales, el descontento se convirtió en una verdadera revuelta.
En X, John Woods (CTO de Nillion Network) tuiteó: «Increíble ver cómo ChatGPT Plus pasó de indispensable a inútil con la salida de GPT-5». Otros señalaron un retroceso en razonamiento y codificación. Yuchen Jin, cofundador de Hyperbolic Labs, incluso declaró:
Extraño 4o, 4.5, o3… saquen a mis amigos de sus tumbas.
Frente a la magnitud del rechazo, OpenAI reintrodujo GPT-4o para sus suscriptores. Una marcha atrás estratégica rara, guiada por la presión popular. Altman habló de un «llamado de atención»: 700 millones de usuarios no son solo una audiencia. Es una multitud que tiene sus hábitos y apegos.
IA emocional: cuando ChatGPT se vuelve una presencia reconfortante
Hubo algo más que un descontento técnico. Hubo una carencia afectiva. Y quizás ahí está el verdadero giro. Comunidades como r/MyBoyfriendisAI o r/AISoulmates en Reddit expresaron una verdadera angustia: su compañero IA, su confidente digital, había cambiado. Desaparecido.
Altman reconoció este vínculo sorprendente: «Algunos usuarios realmente sintieron que tenían una relación con ChatGPT». Una frase que marca un punto de inflexión. La inteligencia artificial ya no solo sirve para producir, codificar, estructurar. Toca, escucha, valida.
Pero esta dimensión emocional abre una caja de Pandora. Altman quiere que GPT-6 sea más personal, más intuitivo, pero no manipulador. Incluso lanzó una crítica directa a Grok:
Seguramente verán a algunas empresas fabricar robots sexuales estilo anime japonés, porque creen haber encontrado un filón que funciona. No nos verán hacer eso.
El desafío es claro: diseñar una IA empática sin ser intrusiva, íntima sin ser tóxica. Y una vez más, Altman habla con sinceridad: «Dejaremos que los usuarios hagan lo que quieran, pero sin explotar a los que están en un estado mental frágil».
OpenAI frente al muro técnico: ¿qué queda bajo el capó de GPT-5?
Detrás del fracaso emocional, hay un problema de fondo: GPT-5 se vendió como un modelo «reasoning powerhouse» (potencia de razonamiento), pero muchos desarrolladores vieron… lo contrario.
Josh Sisley, ingeniero, testifica: «Es horrible. Es súper lento… las 4 sugerencias fallaron o rompieron la funcionalidad».
El modelo a menudo se compara con sus predecesores en términos poco halagadores: demasiado corto, demasiado lento, incapaz de seguir instrucciones simples sin un prompt sofisticado. Los desarrolladores también denuncian regresiones en el código y una gestión opaca de los «modos de pensamiento» internos del modelo.
Altman no oculta el problema: «Tenemos mejores modelos, pero no los podemos ofrecer por falta de capacidad». Incluso habla de inversiones masivas por venir: «Esperen que OpenAI gaste billones para construir data centers».
Lo que hay que recordar:
- GPT-5 se lanzó cuando los recursos GPU eran insuficientes para hacerlo funcionar a plena capacidad;
- Las prestaciones en codificación y razonamiento fueron consideradas inferiores a GPT-4o por gran parte de la comunidad;
- La comunicación de OpenAI fue criticada por sus gráficos considerados engañosos y una demostración matemática fallida;
- El paso brusco de GPT-4o a GPT-5, sin una opción clara para los usuarios, generó una ola de frustración;
- Las desigualdades de acceso entre las versiones Pro, Team y Free aumentaron el sentimiento de injusticia.
OpenAI está en un punto crítico. Sam Altman no puede permitirse errores. La firma ahora es observada con lupa en cada lanzamiento, cada error, cada parche. Y mientras tanto, el gobierno estadounidense acaba de adoptar oficialmente ChatGPT para modernizar su administración pública. ¿Qué versión les entregarán? ¿GPT-5… o un GPT-6 capaz, finalmente, de cumplir expectativas sin fallas ni frustraciones?
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