Un año después de su cuarto halving, Bitcoin muestra una trayectoria desconcertante. Si bien la criptomoneda ha subido desde abril de 2024 — rozando los 109,000 dólares en enero —, su progreso sigue siendo pálido en comparación con los ciclos anteriores. ¿Un paradoja? A pesar de los récords absolutos, la tasa de crecimiento anual se sitúa en el 49%, lejos de las cifras cuadruplicadas de antaño. ¿Cómo explicar este desaceleramiento histórico, cuando los ETF y la escasez programada de monedas debían impulsar el mercado?