Bitcoin: El plan impactante de Farage para seducir a los jóvenes británicos
El Reino Unido brilla en las oficinas, no en el terreno. Afina la regulación cripto con la obsesión de un inspector de impuestos. Sin embargo, sigue siendo tímido. La adopción de esta tecnología —prometida, alabada, regulada— se demora. Las grandes maniobras vienen de otro lado. Del lado inesperado. Es la extrema derecha la que cierra la puerta a los bancos y entra, con la bandera cripto en mano. Nigel Farage, el agitador euroescéptico, pasa de la City al Web3 sin pestañear.
En resumen
- Nigel Farage, líder de la extrema derecha, revela un proyecto de ley para integrar las criptomonedas en las finanzas británicas.
- Reform UK acepta ahora donaciones en bitcoin y ethereum.
- El proyecto incluye una reserva nacional de bitcoin en el Banco de Inglaterra.
- El 25 % de los jóvenes británicos poseen criptoactivos, objetivo electoral de Farage.
La «Ley de Activos Cripto»: una revolución digital anunciada por la extrema derecha
No se trata de un artilugio de campaña, sino de un proyecto de ley extenso, articulado, provocador. Una primera vez en la historia política británica. Nigel Farage inyecta bitcoin hasta en las arterias del Estado. Quiere una reserva soberana en el Banco Central. Aunque la idea ha sido descartada por el gobierno actual.
Propone un impuesto reducido del 10% sobre las plusvalías cripto. Quiere prohibir que los bancos cierren las cuentas consideradas demasiado Web3. Un entorno regulatorio experimental durante dos años servirá como trampolín.
¿La idea? Romper los candados. Hacer Inglaterra atractiva para la blockchain. Y sobre todo, creíble. El proyecto no está escrito en una servilleta. Se ajusta a una convicción. «Bitcoin es libertad«, repite Farage desde su exclusión bancaria. No lo ha olvidado. Politiza el ataque. Y transforma su exclusión en un lema.
No hay discursos vacíos: promesas impactantes. Asegura que los ciudadanos pagarán sus impuestos en cripto. Algunos se ríen. Otros ya descargan su wallet cripto.
Donaciones en bitcoin: ¿golpe político o estrategia viral?
Farage no finge. Abre las arcas de su partido a los donantes en cripto. Bitcoin, Ethereum, stablecoins, todo es bienvenido. No es el primero. Pero es el primero en hacer de esto un pilar electoral. No un artilugio comunicacional, sino una declaración de intenciones. Juega la carta Trump. La del outsider tecnófilo que habla a los jóvenes.
Mientras tanto, los demás se quedan atascados en la tasa de interés clave. Él habla de wallet, donación directa, trazabilidad descentralizada. Y eso gusta. No a los analistas. A los votantes, sí. Un cuarto de los jóvenes británicos ya ha probado las criptomonedas. Hablan de ello entre dos stories. No necesitan carteles, los tweets hacen el trabajo.
Y Farage lo remata. «crypto es libertad«, dice apretando la mandíbula. Sabe que no ganará Westminster con ICOs. Pero también sabe que esos símbolos impactan. Sacuden. Generan ruido. Y en esta campaña saturada de lugares comunes, el ruido ya es una victoria.
Farage candidato: ¿ícono populista o comodín digital?
Ha vuelto. Otra vez. Farage nunca se agota realmente. Resurge, a menudo justo cuando ya no quieren escucharlo. Pero esta vez, vuelve con líneas de código. No con eslóganes. Y habla a los olvidados. Aquellos que escuchan más YouTube que la BBC. Aquellos que han sido expulsados del sistema bancario, olvidados, ridiculizados.
Su ángulo es simple: retomar el control. Ya no es solo un Brexit financiero. Es un fork ideológico. Transforma una frustración en programa. Y su visión cripto encaja en eso. En ese cansancio nacional. Ese deseo de ruptura. Esa sensación de que todos se enriquecen excepto los ingleses. Los puntos destacados no están para adornar. Hablan al instinto:
- 1 de cada 4 jóvenes británicos posee criptomonedas;
- La fiscalidad cripto bajaría del 24 % al 10 %;
- El bitcoin entraría en el Banco Central;
- Las donaciones en cripto se vuelven legales y directas;
- Los bancos perderían el poder de cortar el grifo.
Farage aprovecha el vacío político con una visión tecnológica. No porque él crea en ello. Porque siente que otros creen. Y sabe captar esa fe difusa que hoy llamamos «electorado».
En septiembre de 2024, el Reino Unido aclaró finalmente el estatus jurídico de las criptomonedas y los NFT, reconociéndolos como bienes personales. Un marco, por fin. Pero frente a las deudas, las dudas, las devaluaciones disfrazadas, ¿qué vale un marco sin acción? ¿Y si el verdadero amortiguador, mañana, fuera una reserva en bitcoin?
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¡La revolución blockchain y cripto está en marcha! Y el día en que los impactos se sientan en la economía más vulnerable del mundo, contra toda esperanza, diré que fui parte de ella
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