Criptomonedas e inflación: El caso de Argentina y Venezuela

Cuando la inflación se convierte en parte de la rutina diaria, las personas buscan alternativas para proteger su dinero. En Latinoamérica, dos de los ejemplos más extremos de hiperinflación son Venezuela y Argentina. En ambos casos, las criptomonedas han ganado terreno como solución frente a la pérdida de valor del dinero, convirtiéndose en herramientas clave de ahorro, inversión o simple subsistencia. ¿Estamos frente a una solución temporal o comenzando un cambio estructural en cómo se mueve el dinero en la región?

Venezuela: inflación y una economía en retroceso

Venezuela fue uno de los primeros países en Latinoamérica donde la adopción de criptomonedas tomó fuerza de forma masiva. El colapso del bolívar, junto con la hiperinflación, las sanciones y la desconfianza en los bancos, llevó a millones de personas a refugiarse en el dólar y, en algunos casos, en las criptomonedas.

Aunque la hiperinflación clásica ha bajado en los últimos años, las expectativas siguen siendo complejas. Según la Encuesta de Expectativas Económicas de mayo de 2025 del Observatorio Venezolano de Finanzas, la inflación será de 215% hacia finales del año. Con un tipo de cambio estimado de 187.5 bolívares por dólar. 

Además, el crecimiento del PIB se proyecta en -3.5%, reflejando un retroceso económico continuo. Estos datos muestran la crisis prolongada de las condiciones macroeconómicas, agravado por la incertidumbre en las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos.

En lo político, la relación del gobierno de Maduro con las criptomonedas ha sido inestable y confusa. En 2018, Venezuela lanzó el petro (PTR), la primera criptomoneda creada por un Estado y supuestamente respaldada por petróleo. Sin embargo, fue cancelada en 2024 tras años de poco uso y muchas críticas.

Al mismo tiempo, el gobierno ha sido acusado de usar criptomonedas en actos de corrupción ligados al comercio ilegal de petróleo. Aun así, ha vuelto a mostrar interés en el tema, aunque sin proponer acciones claras.

Mientras tanto, Venezuela registra un crecimiento interanual del 110% en adopción y se mantiene como uno de los cuatro países de la región con mayor adopción global. Con datos del Reporte Crypto 2024 de Lemon.

Protocolos como Uniswap, Aave y Curve han ganado presencia a través de conexiones vía wallets como MetaMask, facilitadas por comunidades locales que ofrecen capacitaciones informales. En un entorno de vigilancia estatal e inestabilidad bancaria, DeFi ofrece una vía para operar sin intermediarios. Dando mayor privacidad y flexibilidad, aunque no sin riesgos técnicos y de seguridad.

Argentina: inflación crónica y un ecosistema cripto más sofisticado

A diferencia de Venezuela, Argentina no ha colapsado del todo, pero sí vive en una constante crisis inflacionaria. Después de años de desequilibrios fiscales y desconfianza estructural en la moneda local, el país ha normalizado tasas de inflación muy altas. Aunque en 2023 la inflación interanual superó el 211% y el peso se devaluó un 74% frente al dólar, en 2024 comenzó una etapa de relativa estabilización.

Según el INDEC, en abril de 2025 la inflación mensual fue de 2.8%, con una variación acumulada de 11.6% y un aumento del 47.3%. Esto, combinado con un tipo de cambio más estable, cambió el comportamiento de los usuarios cripto.

En 2023 las stablecoins dominaban las criptomonedas como refugio de valor, en 2024 Bitcoin volvió a ser protagonista gracias a su revalorización y el nuevo entorno de inversión.

El Reporte Crypto 2024 de Lemon revela que 4 de cada 10 personas que descargan una app cripto en América Latina lo hacen desde Argentina, que también fue responsable del 93% de crecimiento interanual en descargas en 2024.

Las tenencias en wallets como Lemon muestran que Bitcoin representa el 36% de los activos, seguido por stablecoins (27%) y pesos argentinos (18%). Dentro de las altcoins, destacan Ether y Solana.

Argentina es uno de los países con mayor adopción cripto global y lidera en usuarios activos de plataformas digitales, gracias a su clase media digitalizada y una población joven que prefiere los criptoactivos como alternativa a los sistemas financieros tradicionales.

La mayor estabilidad del tipo de cambio en 2024 y el aumento en el valor de Bitcoin hicieron que muchas personas volvieran a usarlo en lugar de stablecoins, marcando una nueva etapa en la adopción.

¿Criptomonedas como refugio real?

La idea de que Bitcoin sirve como refugio frente a la inflación es repetitiva, pero los casos de Venezuela y Argentina muestran una realidad compleja.

Cuando la inflación es muy alta, la inestabilidad de BTC o ETH no siempre funciona para quienes solo buscan que su dinero no pierda valor. Por eso, las stablecoins ligadas al dólar han sido clave en este cambio financiero.

Aun así, el uso de cripto en ambos países responde a necesidades reales. En Venezuela, es una forma de subsistir; en Argentina, una opción para invertir, ahorrar y tener más control sobre el dinero. En los dos casos, las criptomonedas cumplen una función útil, más allá de la especulación.

Latinoamérica como laboratorio cripto

Argentina y Venezuela muestran que, más allá del entusiasmo, las criptomonedas cumplen una función real en economías inestables. No son perfectas, pero sí útiles para enfrentar problemas urgentes como la pérdida del valor del dinero, el control del gobierno sobre las finanzas y la falta de acceso al sistema bancario global.

Según Lemon, cuatro de los veinte países con mayor uso de criptomonedas en el mundo están en Latinoamérica: Argentina, Brasil, México y Venezuela. Cada uno tiene una dinámica distinta: en Brasil destaca el uso por parte de instituciones; en México, el envío de remesas; en Argentina, el paso de stablecoins a Bitcoin; y en Venezuela, la fuerte dependencia de stablecoins ante el colapso del sistema.

En una región donde la inflación es parte del día a día, América Latina se ha convertido en el mejor lugar para entender tanto el potencial como los límites de las criptomonedas.

Tal vez el futuro de las finanzas descentralizadas no se está escribiendo en Wall Street, sino en las calles de Caracas y Buenos Aires.