Cripto: XRP abandonado por las instituciones en favor de SOL y ADA

Mientras el bitcoin coquetea con máximos y el mercado de criptomonedas vuelve a teñirse de verde, una anomalía impacta de lleno: XRP, acostumbrado a los focos, registra un colapso inesperado en sus flujos. Lejos de las alegrías que electrifican a ADA, SOL o incluso SUI, Ripple parece ir a su aire… y no en el buen sentido. Un repaso a una redistribución de cartas que podría redefinir las prioridades de los inversores institucionales.

XRP: ¿una caída estratégica o el fin de un ciclo?

Las cifras están ahí, implacables. En una semana, XRP ve evaporarse 37,2 millones de dólares en capital. ¿En un mes? Casi 29 millones más. Para una cripto que se supone debe rivalizar con gigantes como BTC y ETH en términos de adopción institucional, esto es más que un bache: es un replanteamiento brutal.

Ripple paga aquí el precio de un posicionamiento confuso. Entre regulaciones, juicios irregulares con la SEC y promesas de alianzas a menudo demasiado abstractas, la cripto parece atrapada en una inercia que los mercados ya no perdonan. E incluso si sus entradas anuales siguen siendo impresionantes — 226 millones de dólares desde enero — el aroma a sangre fresca atrae a los tiburones a otros lugares, como muestra el informe de CoinShares.

La realidad es contundente: la cripto XRP inspira menos. Menos confianza, menos movimiento y, sobre todo, menos capital.

Los altcoins bailan en el baile de los miles de millones

Sobre las ruinas aún tibias de XRP, criptomonedas como ADA, SUI, SOL y compañeras construyen su ascenso. Cardano, a menudo objeto de burlas por su lentitud en la ejecución, ve sus flujos aumentar tranquilamente. +0,6 millones esta semana, +1,9 millones este mes: cifras modestas, pero regulares, impulsadas por una comunidad cripto fiel y fundamentos sólidos.

Solana, en cambio, muestra ambiciones fuertes. Con 4,3 millones de dólares de entradas semanales, capta la energía del momento. Menos manchada por controversias regulatorias, más ágil en sus despliegues DeFi y NFT, SOL se presenta cada vez más como el «Ethereum del pueblo».

SUI, a menudo en la sombra mediática, sorprende por su desempeño: 2,9 millones esta semana, 23,9 millones desde principios de año. Un empuje discreto pero poderoso, que demuestra que los inversores ya no se conforman con seguir solo a las estrellas principales.

Este reequilibrio de flujos, mucho más que un capricho del mercado, revela una mutación profunda en el ecosistema cripto: la diversificación se ha convertido en una estrategia, no en un lujo.

Bitcoin como líder cíclico, XRP como seguidor cansado

Como suele ocurrir, bitcoin marca el ritmo. El cruce (efímero) de la barrera de los 110,000 $ despertó el apetito de los inversores, estimulando todo el mercado cripto. Este simple repunte del 3 % fue suficiente para colorear los gráficos de verde, en un ballet alcista donde cada altcoin parecía querer desempeñar el papel principal.

Y sin embargo, XRP no siguió la música. Atrapado en sus propias turbulencias, se limitó a observar a los demás tomar el ascensor mientras él esperaba el siguiente. Si las entradas acumuladas desde enero aún le permiten mantenerse entre los activos más populares, esta dinámica está comenzando a agotarse.

A menos que haya un giro dramático — una alianza estratégica, una victoria legal decisiva — XRP corre el riesgo de quedarse al margen. No fuera de juego, pero lejos del centro.

En el gran juego cambiante de los capitales institucionales, cada movimiento cuenta. Y hoy, el mensaje es claro: los flujos abandonan XRP para irrigar altcoins más dinámicos, más innovadores, a veces incluso más arriesgados, pero sobre todo, más vivos.

Esta redistribución no señala la muerte de Ripple, pero quizá marque el fin de una época. Aquella en la que XRP podía reposar en su estatus histórico. En la era post-bitcoin maximalista, las criptomonedas deben ganarse su lugar. Y en esta carrera, Ripple ya no tiene ventaja y la death cross reaviva las dudas sobre su dinámica.