El FMI se preocupa por el plan de minería de Bitcoin de Pakistán

El Fondo Monetario Internacional tiene oídos por todas partes, especialmente cuando se trata de sus países bajo asistencia. No hace falta realizar investigaciones exhaustivas cuando los anuncios públicos delatan las intenciones. Pakistán, recién convertido a la fiebre cripto, acaba de lanzar un programa a gran escala para minar bitcoin y construir una reserva estatal en cripto. El efecto del anuncio fue impactante, pero la onda expansiva no tardó en llegar. El FMI, siempre ágil para proteger sus condiciones, acaba de llamar firmemente la atención a Islamabad.

El FMI toma la iniciativa: cripto bajo condición en Pakistán

Pakistán, en plena renegociación presupuestaria con el FMI, ha decidido asignar 2 000 megavatios de electricidad a la minería de bitcoin y a los centros de datos de IA. El anuncio no fue discutido con la institución. Error estratégico. El FMI exige aclaraciones urgentes sobre la legalidad del bitcoin en el país, así como sobre la distribución energética. Su preocupación: ver una energía vital desviada en beneficio de proyectos mal regulados.

» Hay un temor a discusiones aún más duras con el FMI sobre esta iniciativa«, comenta una fuente cercana al caso. 

El FMI, que ya había prohibido la acumulación de bitcoin en El Salvador en el pasado, exige que cualquier cambio en la política financiera sea coordinado dentro del programa Extended Fund Facility. La respuesta de Pakistán está pendiente, pero el ambiente es tenso.

Las consecuencias podrían ser graves. Negarse a alinearse podría suspender la ayuda financiera vital, e incluso agravar las tensiones en los mercados de deuda. A corto plazo, pondría en peligro los fondos destinados a apoyar la economía local. A largo plazo, aislaría aún más al país en un contexto económico ya frágil. 

El bitcoin, que debía simbolizar apertura e innovación, se convierte aquí en un motivo de alerta para los acreedores.

Bitcoin estatal: ¿audacia o imprudencia?

Este giro pro-cripto no es casualidad. En febrero de 2025, el gobierno paquistaní propuso la creación del «Consejo Nacional de Cripto» para estructurar el ecosistema cripto nacional. Luego, en mayo, nació la Pakistan Digital Asset Authority (PDAA). Está encargada de regular los intercambios, wallets, stablecoins y plataformas DeFi. También debe supervisar la tokenización de los activos estatales.

La cumbre Bitcoin Vegas 2025 sirvió de vitrina para esta estrategia. Bilal bin Saqib, asesor cripto del primer ministro, reveló la primera reserva estratégica de bitcoin del país. También anunció el lanzamiento de una wallet nacional en bitcoin. Según él: 

Nuestra juventud está conectada y en la blockchain. Pakistán ahora es reconocido por su futuro, no por su pasado. 

Entre los proyectos revelados:

• Reserva nacional en bitcoin ;
• Wallet oficial respaldado por el Estado ;
• Incentivos para atraer mineros y desarrolladores ;
• Marco legal alineado con los estándares FATF.

¿La idea? Convertir a Pakistán en un hub cripto emergente, atrayendo capitales, startups y experiencia tecnológica. En abril, incluso Changpeng Zhao, ex-Binance, fue nombrado asesor del Consejo Cripto. Se esperaba que acompañara al país en la implementación de una infraestructura blockchain.

Pero esta estrategia audaz chocó contra el muro del realismo económico. ¿Ha sopesado Pakistán las implicancias geopolíticas y fiscales? ¿O actúa con cierta insolencia, desafiando abiertamente al FMI? La respuesta podría redibujar el futuro de sus ambiciones digitales.

Crisis energética: cuando el bitcoin mina al pueblo

El contexto energético de Pakistán es explosivo. Desde 2021, los precios de la electricidad han subido un 155 %. El costo promedio alcanza 0,23 $/kWh, empujando a industrias y hogares a recurrir a la energía solar. La infraestructura es obsoleta, las pérdidas en línea alcanzan el 16 % y los cortes son frecuentes. El país subvenciona centrales inactivas mientras impone aumentos tarifarios para satisfacer al FMI. En julio, los precios residenciales aumentaron un 18 % más.

En este caos energético, asignar 2 000 MW a la minería de bitcoin parece una herejía. El país ya tiene dificultades para suministrar electricidad estable a sus habitantes. Por tanto, el anuncio genera un doble temor: económico y social.

Algunos números a recordar:

• 16 % de electricidad perdida por ineficiencias técnicas
• 155 % de aumento en precios en 4 años ;
• 0,23 $/kWh: costo promedio para los hogares;
• 2 000 MW prometidos a los mineros, pese a los cortes masivos ;
• 40 millones de wallets cripto registradas en Pakistán.

El riesgo es real: desviar la energía hacia data centers bitcoin podría incendiar las tensiones. Incrementaría la pobreza energética, avivaría la ira popular y podría provocar disturbios. Invertir en minería sin resolver el caos energético sería como poner una mina en un campo ya inestable.

El FMI a veces sabe revisar su postura. ¿No admitió recientemente que no hay acumulación de bitcoin para El Salvador? Pakistán debería inspirarse en esta dinámica: dialogar, estructurar un marco claro y demostrar que la minería puede coexistir con sus compromisos. Negociar no es ceder, especialmente cuando la innovación llama a la puerta.