El dólar estadounidense se consolida como la moneda principal de 2024 y domina sin rival el mercado de divisas. Mientras que numerosas economías mundiales enfrentan desafíos como la rápida inflación y las incertidumbres geopolíticas, el billete verde muestra su mejor desempeño en casi diez años. Este progreso espectacular se basa en varios pilares sólidos: una economía estadounidense robusta, rendimientos de bonos atractivos y una política monetaria hábilmente orquestada por la Reserva Federal. A esto se suma un contexto global marcado por el debilitamiento de las monedas competidoras, como el yen o el euro, incapaces de competir ante la supremacía del dólar. Este crecimiento refleja la resiliencia de Estados Unidos, pero también informa sobre las fracturas económicas que sacuden al resto del mundo.