Los semiconductores se han convertido en un pilar esencial de la economía mundial y de la seguridad tecnológica. En este contexto, China ha anunciado una inversión sin precedentes de 37 mil millones de euros para acelerar su autonomía tecnológica, hasta ahora obstaculizada por la dominación de Europa y Estados Unidos. Este sector estratégico, encarnado por actores como ASML, líder mundial en equipos de fotolitografía, se encuentra ahora en el centro de una feroz competencia. Pekín no solo busca cerrar la brecha, sino redefinir el equilibrio de fuerzas con el objetivo de alcanzar una independencia total. Esta iniciativa podría redibujar los contornos de la innovación mundial e intensificar las tensiones en un mercado ya bajo alta presión.