Trump retrocede después de una llamada decisiva de von der Leyen
Donald Trump está convencido: Estados Unidos fue «demasiado bueno, por demasiado tiempo». Ofrecieron sus mercados, su estabilidad y sus consumidores a un mundo ávido. Resultado: una América explotada, vampirizada por sus socios comerciales. Esa época habría terminado. Ahora, es tiempo de un reajuste brutal. Y eso pasa por el arma preferida del presidente: los aranceles punitivos. ¿Su objetivo? China, África… pero sobre todo Europa. Hasta que una llamada telefónica cambió (casi) todo.
En breve
- Ursula von der Leyen obtuvo un aplazamiento de los aranceles tras una simple llamada.
- Europa preparaba represalias aduaneras valoradas en más de 100 mil millones de euros contra Estados Unidos.
- Trump amenazó con imponer aranceles del 50 % sobre todas las importaciones europeas desde junio.
- El clima comercial sigue tenso a pesar del aplazamiento, las negociaciones continúan en una calma aparente.
Ursula von der Leyen: ¿una llamada telefónica para salvar la economía europea?
La idea de un «Liberation Day», donde Estados Unidos rompería las cadenas de su dependencia comercial, dio la vuelta al mundo, incluso en Wall Street y en la industria cripto. Trump quería golpear fuerte. El 1 de junio debía marcar un punto de inflexión. Amenazaba con incrementar al 50 % los aranceles sobre todos los productos europeos. En África, el temor a un efecto dominó era palpable. En China, Pekín se preparaba para un nuevo desafío y nuevas elecciones económicas preocupantes.
En Europa, Ursula von der Leyen agarró el teléfono. Llamó a Trump. Resultado:
Tuve una buena llamada con el presidente Trump. Europa está lista para avanzar rápidamente. Para lograr un buen acuerdo, necesitaríamos tiempo hasta el 9 de julio.
Trump confirmó: «Ursula me acaba de llamar… Me pidió una prórroga y me dijo que quiere una negociación seria.«
Detrás de estas fórmulas diplomáticas, hay una tregua arancelaria inesperada. Una prórroga de cinco semanas, obtenida sin previo aviso. Un logro para von der Leyen, dada la actitud beligerante adoptada por Trump dos días antes.
Europa amenazaba con responder: cuando la guerra comercial roza la ruptura
La economía europea se preparaba para contraatacar. Frente a los aranceles anunciados, Bruselas había esgrimido una lista de productos estadounidenses afectados. Valor potencial de las represalias: 116 mil millones de euros. El vino, los autos, los aviones y los productos farmacéuticos estadounidenses estaban en la mira.
Ursula von der Leyen, en un comunicado solemne, alertaba:
Los aranceles anunciados tendrán consecuencias masivas. La economía mundial lo sufrirá.
Ella mencionaba un aumento inmediato de precios para los ciudadanos, especialmente los más vulnerables.
Por su parte, Trump repetía que «la UE fue creada para aprovecharse de Estados Unidos» y martillaba que «América no quiere un acuerdo, solo justicia«. Los aranceles ya vigentes – 25 % sobre acero y aluminio – permanecían intactos. Se había anunciado un «arancel recíproco» del 20 %, antes de ser suspendido.
La guerra comercial ya no era una amenaza. Se había vuelto inminente. En este contexto, los negociadores europeos multiplicaban los intercambios para evitar una escalada que habría sacudido la economía de ambos bloques.
¿Prórroga o paz duradera? Lo que depara el futuro a la economía transatlántica
Hoy reina una calma precaria. La fecha del 1 de junio fue aplazada. El nuevo plazo corre hasta el 9 de julio. Este respiro no garantiza nada. Trump ya ha amenazado con reactivar los aumentos arancelarios. Maros Šefčovič, comisario europeo de Comercio, advirtió:
El comercio transatlántico debe ser guiado por el respeto mutuo, no por amenazas.
Por su parte, Trump juega a la ambivalencia. Califica la llamada de Ursula de «muy agradable«, pero critica «la lentitud burocrática europea«. Las negociaciones continúan. Pero la economía permanece en suspenso con cada tuit presidencial.
Cifras clave para recordar:
- El déficit comercial UE-EE. UU. fue de 236 mil millones de dólares en 2024;
- Europa amenazaba con represalias aduaneras por 116 mil millones de euros;
- Los derechos vigentes incluyen 25 % sobre acero, aluminio, y 10 % sobre todas las importaciones;
- Se mencionó un arancel del 50 % sobre todos los productos europeos, que inmediatamente tuvo un efecto sobre el precio del bitcoin, luego fue suspendido.
Esta prórroga genera más dudas que certezas. La economía europea, atrapada entre amenazas y diplomacia, debe preservar sus intereses sin provocar una escalada. Detrás de las cifras, se juega una guerra de narrativas. Washington muestra su fuerza, Bruselas gana tiempo. Para evitar que esta importante relación económica caiga en el caos, algunos en Bruselas ya comienzan a mencionar otra vía: la de orientarse hacia los BRICS. Una alternativa estratégica que podría redistribuir las cartas a nivel mundial.
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