Un dirigente de Vanguard compara Bitcoin con un Labubu digital

John Ameriks no cree en Bitcoin. El responsable de Vanguard incluso lo compara con esos peluches Labubu que se volvieron virales. Sorprendente, cuando se sabe que el gigante financiero precisamente permite a sus clientes negociar ETF criptográficos en su plataforma. Una incongruencia reveladora del malestar persistente de las finanzas tradicionales.

Un directivo de Vanguard critica a Bitcoin a pesar de su apertura a los ETF cripto

John Ameriks no se anda con rodeos. Durante la conferencia «ETFs in Depth» de Bloomberg en Nueva York, el responsable mundial de la gestión cuantitativa de acciones en Vanguard pronunció una crítica contundente contra Bitcoin. Según él, la reina de las criptos no presenta ni los flujos de caja ni los fundamentos sólidos que la empresa busca tradicionalmente para sus inversiones a largo plazo.

Su referencia a los peluches Labubu no es casual. Estos juguetes coleccionables, que se volvieron virales recientemente, simbolizan para él la dimensión puramente especulativa de Bitcoin.

«Me cuesta considerar a Bitcoin como algo más que un Labubu digital«, declaró. También subrayó la ausencia de pruebas tangibles que demuestren que la tecnología blockchain aporta un valor económico duradero real.

Esta comparación se inscribe en una larga tradición de críticas. Bitcoin a menudo se ha asociado con los bulbos de tulipán holandeses del siglo XVII o con los Beanie Babies de los años 90. 

Estas analogías buscan denunciar lo que los detractores perciben como una burbuja especulativa alimentada por un discurso de escasez en lugar de fundamentos económicos sólidos.

La volatilidad reciente del mercado refuerza estas preocupaciones. Después de alcanzar picos superiores a los 126 000 dólares en octubre, Bitcoin se cotiza ahora alrededor de 90 000 dólares. 

Esta caída de casi el 29 % en pocas semanas recuerda la naturaleza impredecible de este activo. Para Ameriks, Bitcoin podría eventualmente demostrar su valor en períodos de alta inflación o inestabilidad política. Sin embargo, el historial sigue siendo demasiado limitado para justificar una estrategia de inversión clara.

Un cambio estratégico bajo nueva dirección

El contraste es impactante. Vanguard, que gestiona alrededor de 12 billones de dólares en activos, se ha resistido durante mucho tiempo a las criptomonedas. 

La empresa mantuvo durante años una posición cerrada respecto a los activos digitales. Sin embargo, hizo un viraje de 180 grados al permitir que sus clientes negocien ETFs cripto en su plataforma de corretaje.

Este cambio coincide con la llegada de Salim Ramji a la cabeza de Vanguard en 2024. El nuevo CEO, conocido por su apertura hacia Bitcoin, evidentemente ha influenciado esta evolución estratégica. 

Los clientes ahora pueden comprar y vender fondos expuestos a Bitcoin, Ethereum, XRP y Solana. Estas criptos se colocan al mismo nivel que activos tradicionales como el oro.

Ameriks justifica esta apertura debido al establecimiento de resultados históricos para los ETFs Bitcoin al contado lanzados en enero de 2024. Estos productos financieros han demostrado su capacidad para atraer a inversores. Vanguard no podía ignorar esta demanda creciente de su clientela.

Sin embargo, la empresa mantiene una distancia prudente. » Permitimos que los usuarios posean y compren estos ETFs en nuestra plataforma si así lo desean, pero lo hacen bajo su propia discreción«, precisa Ameriks. 

Vanguard se niega categóricamente a dar algún consejo sobre la conveniencia de comprar o vender criptos. Este enfoque «manos libres» refleja las reservas persistentes de la institución hacia estos activos controvertidos.

En resumen, el caso Vanguard ilustra perfectamente la dualidad actual del mercado financiero frente a Bitcoin. Por un lado, las instituciones se adaptan a las expectativas de sus clientes y abren progresivamente sus puertas a las criptomonedas. Por otro, las reservas permanecen fuertes dentro de los propios equipos directivos. Este período de transición testimonia un sector financiero todavía dividido sobre el valor real de los activos digitales.