La justicia europea se prepara para fallar en contra de Google

La Corte de Justicia de la Unión Europea podría rechazar la apelación de Google contra una multa de 4,7 mil millones de dólares. Este revés judicial no es solo un asunto de antimonopolio: encarna las crecientes tensiones entre los gigantes tecnológicos estadounidenses y la soberanía digital europea.

Una batalla jurídica que gira en contra de Google

El jueves, Juliane Kokott dio un duro golpe a las esperanzas de Google. Esta abogada general del tribunal europeo más alto recomienda a los jueces mantener la multa de 4.125 millones de euros. 

Una cifra récord que inicialmente fue de 4,34 mil millones antes de ser ligeramente reducida en 2022.

Todo comenzó en 2018. La Comisión Europea acusaba entonces a Google de haber abusado de su posición dominante con Android. ¿La acusación? Obligar a los fabricantes de teléfonos inteligentes a preinstalar las aplicaciones de Google. Esta práctica impedía que la competencia se expresara libremente en el mercado móvil europeo.

Ciertamente, la opinión de la abogada general no obliga a los jueces. Pero tiene mucho peso. En el 80% de los casos, la Corte de Justicia sigue estas recomendaciones. Por lo tanto, las posibilidades de victoria de Google se desvanecen como nieve al sol.

La empresa de Mountain View no tardó en reaccionar. Se dice «decepcionada» y teme que esta decisión frene las inversiones tecnológicas. Google destaca su ecosistema Android que sostiene «miles de empresas» en Europa y en otras partes.

Un precedente con grandes consecuencias para la industria tecnológica

Esta batalla judicial revela un conflicto más profundo. Europa y los gigantes tecnológicos estadounidenses ahora se enfrentan abiertamente. Bruselas multiplica las nuevas reglas: tras MiCA para las criptomonedas, ahora están la Ley de Mercados Digitales y la Ley de Servicios Digitales.

El momento elegido para esta recomendación no es casualidad. La UE quiere dar un ejemplo. El mensaje es claro: incluso las empresas tecnológicas más grandes deberán respetar las reglas europeas. Se acabó el tiempo en que las prácticas dudosas se escapaban.

En términos financieros, Google puede aguantar el golpe. Con más de 80 mil millones de dólares en ingresos por trimestre, la multa es soportable. Pero las verdaderas consecuencias están en otra parte. Google quizá tenga que revisar su forma de trabajar con los fabricantes de teléfonos en Europa.

Esta evolución podría beneficiar a otros actores. Los fabricantes de teléfonos y los creadores de aplicaciones podrían finalmente tener más libertad. Menos restricciones de Google significa más espacio para la innovación y la competencia.

La presión se estrecha entonces alrededor del gigante estadounidense. Este caso marca un giro histórico entre las autoridades europeas y las grandes tecnológicas. La decisión final, esperada próximamente, podría cambiar las reglas del juego digital en Europa por mucho tiempo.

En resumen, Google está ahora bajo presión, y sus posibilidades de escapar a esta multa histórica se reducen. Más allá del monto, es la autoridad de los reguladores europeos la que se afirma. Tras Telegram y sus desacuerdos con la Ley de Servicios Digitales, Google descubre a su vez que Europa ya no juega con sus reglas.