Crisis en Tesla: ¿Es posible la salida de Elon Musk?
¿Cuál es el precio a pagar por haber seguido a Donald Trump en su locura proteccionista? Para Elon Musk, este precio podría llamarse Tesla. La marca está en caída libre en varios mercados, mientras que la imagen de su fundador se desmorona. Las señales están en rojo. El imperio tecnológico podría dejar de ser eterno. La duda se ha colado, y ahora carcome la confianza.
En resumen
- Las ventas de Tesla caen fuertemente en Europa y en Estados Unidos desde comienzos de 2025.
- La imagen política divisiva de Musk agrava la desafección de una clientela históricamente demócrata.
- El consejo de administración niega cualquier despido, pero la hipótesis de una salida circula seriamente.
- Una salida de Musk haría perder hasta un 25 % de la valoración de Tesla, según Gary Black.
Tesla contra la pared: caída de ventas y rechazo político
Tesla atraviesa un período de turbulencias sin precedentes. En abril, las ventas cayeron un 60 % en Francia. En el resto de Europa, la baja alcanza el 28 %, según la ACEA. Paralelamente, el mercado de coches eléctricos progresa un 24 %. Este contraste brusco ilustra la desvinculación. En Estados Unidos, las cifras no son más alentadoras: beneficios cayendo un 71 % en el primer trimestre.
Este bajo desempeño tiene una dimensión política. Elon Musk se ha convertido en el campeón del bando Trump. Preside DOGE, la agencia de eficacia gubernamental. Sus posturas contra las personas trans o a favor de recortes presupuestarios le han acarreado fuertes críticas. Muchos demócratas, votantes históricos de Tesla, se alejan de él.
« Elon Musk es más impopular que Trump », señala Jérôme Viala-Godefroy, especialista en Estados Unidos.
La marca, que antes se percibía como innovadora y ecológica, ahora sufre protestas y vandalismo. Los inversores están preocupados. Observan una dilución de la atención de un CEO más preocupado por la política que por la estrategia industrial. El dogma del liderazgo disperso muestra sus límites. Y mientras la dirección habla de un «cambio de sensibilidades políticas«, los libros de pedidos se adelgazan.
Tesla pierde terreno mientras que sus competidores aceleran. Volkswagen, Renault, BYD ganan terreno en el segmento eléctrico. La ventaja del pionero ya no es suficiente. Musk tal vez esté pagando el precio de sus luchas ideológicas.
Un CEO debilitado: las negaciones ya no bastan
El 1 de mayo, el Wall Street Journal reveló que Tesla habría iniciado una búsqueda de sucesor para Elon Musk. El artículo cita varias fuentes internas. Menciona contactos con agencias de reclutamiento. El consejo de administración está cansado del tiempo que Musk dedica a DOGE.
En X, la reacción fue inmediata. Elon Musk denunció una «falta extremadamente grave de ética«. Robyn Denholm, presidenta del consejo, lo respaldó:
El CEO de Tesla es Elon Musk… el consejo está confiado.
Tesla Owners Silicon Valley también defendió a Musk aunque pidió más transparencia.
Pero las especulaciones no cesan. El daño está hecho. Varios analistas consideran que la salida de Musk tendría un fuerte impacto en la valoración. «Si Musk dejara totalmente Tesla, la acción podría caer entre un 20 y 25 %«, cree Gary Black. Incluso una retirada parcial provocaría una caída del 5 al 10 %.
Este escenario muestra cuán central es Musk, pero también cuán vulnerable se ha vuelto. El consejo podría tratar de limitar su papel sin destituirlo. Tras bastidores, algunos miembros prefieren un líder menos divisivo. Varios inversores temen una nueva crisis de gobernanza.
El regreso anunciado de Musk a tiempo completo no calma las preocupaciones. Más aun si pudiera ser solo táctico, para desactivar una revuelta interna.
El imperio tiembla: cifras negativas y fatiga estratégica
Las dificultades de Tesla se leen en las cifras:
- 60 % de ventas perdidas en Francia en abril;
- 71 % menos de beneficios en el primer trimestre de 2025;
- 28 % de caída en ventas en Europa;
- 13 % de cifra de negocios perdida en un año;
- 25 % de posible caída del valor de la acción en caso de salida de Musk.
Estas cifras son alarmantes. Reflejan un doble malestar: político e industrial. Elon Musk, aunque sigue siendo central, a veces parece aislado. Sus proyectos a largo plazo, como los robotaxis o la IA integrada, siguen siendo difusos. El mercado ya no cree en palabras. Quiere resultados.
Los competidores, por su parte, entregan vehículos asequibles y confiables. Tesla, posicionada en el segmento alto, ha alcanzado un límite estructural. El segmento es demasiado estrecho. La promesa inicial de una revolución verde accesible se ha convertido en un producto elitista.
Los inversores lo saben. Vender coches no garantiza márgenes extraordinarios. Tesla ya no puede permitirse vacilaciones estratégicas. La gestión de Musk divide. Sus decisiones comunicativas, su dependencia de las redes sociales, su politización, preocupan.
A esto se suman los juicios, las controversias y las presiones del mercado chino. Para algunos accionistas, la pregunta ya no es si Musk sigue siendo útil, sino si sigue siendo gestionable.
Mientras Warren Buffet se retira con elegancia, riqueza y reconocimiento, Elon Musk podría salir de Tesla con estrépito, cuestionado, debilitado y con un balance económico más que frágil. Dos visiones del liderazgo, dos legados. Uno inspira confianza, el otro genera controversia. Si Musk se va, tendrá que hacerlo sin pánico. A su debido momento, sin tuit. Sin estrépito. Y sin dejar a Tesla al borde del precipicio.
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