Tesla pierde 657 M$ por la ola cripto en Corea del Sur

En Corea del Sur, Tesla ya no encarna el sueño de los inversores particulares. Según Bloomberg, cerca de 1,8 mil millones de dólares se volatilizaron en cuatro meses, de los cuales 657 millones solo en agosto, marcando el mayor retroceso desde 2019. Detrás de esta desafección, crece un malestar: por falta de un nuevo relato alrededor de la IA o de la conducción autónoma, el fabricante ya no seduce tanto. Resultado: a pesar de su estatus como título extranjero más poseído, los inversores coreanos abandonan Tesla por apuestas consideradas más dinámicas y rápidas.

Bitmine y las acciones cripto: una nueva obsesión

Tesla pierde terreno. Mientras que su futuro se juega tanto en bolsa como en la justicia, otros títulos capturan la fiebre: las acciones relacionadas con cripto. En agosto, más de 253 millones de dólares fluyeron hacia Bitmine Immersion Technologies, considerado un proxy de Ethereum. El mes anterior, ya se habían invertido 259 millones en esta compañía, impulsándola a la cima de las compras extranjeras.

El movimiento no se limita a Bitmine. Circle Internet Group y Coinbase también surfean esta ola, con inversiones respectivas de 226 y 183 millones de dólares el mes pasado. La tendencia está clara: los particulares coreanos, antaño fascinados por los gigantes estadounidenses de la tecnología, apuestan ahora masivamente por el ecosistema cripto.

Las cifras hablan por sí solas. En enero, apenas el 8,5 % de los 50 títulos más adquiridos por los inversores particulares coreanos correspondían a cripto.

Seis meses después, esta cifra saltó al 36,5 %, para luego caer ligeramente al 31,4 % en julio. En cuanto al año 2025, ya muestra más de 12 mil millones de dólares invertidos en este sector. Un cambio histórico, que redefine el panorama mundial de los flujos de inversión.

Una mutación impulsada por la regulación y la especulación

Detrás de esta fiebre, se dibujan dos motores. Por un lado, la especulación: las criptos y sus derivados ofrecen oportunidades de ganancias rápidas que Tesla o Apple ya no ofrecen.

Por otro lado, el entorno regulatorio evoluciona. Corea del Sur avanza en los stablecoins indexados al won, reforzando la idea de que estos activos ya no son una moda, sino una clase de inversión en proceso de institucionalización.

Sin embargo, la incertidumbre persiste. El futuro presidente de la Comisión de Servicios Financieros, Lee Won-eun, recordó recientemente que los activos digitales «no tienen valor intrínseco», rechazando su integración en las cuentas de retiro. Esta posición ilustra una paradoja: mientras los particulares se lanzan hacia las criptos, los reguladores dudan aún en otorgarles plena legitimidad.

Esta tensión podría moldear los próximos meses. Por un lado, una base de inversores ávidos de riesgos, redirigiendo miles de millones fuera de Wall Street. Por otro, un marco legal que intenta seguir el ritmo como puede. Sin embargo, emerge una certeza: Tesla ya no es la estrella indiscutible en Corea del Sur. La nueva favorita son ahora las apuestas en las criptomonedas destacadas.