Milei se lavó de toda sospecha en el caso de la cripto Libra

El presidente argentino pisó recientemente las losas del Vaticano para reunirse con el papa León XIV. Una escena con aires de confesión política, justo cuando la justicia de su país lo exoneraba en un escándalo cripto de gran magnitud. El hombre de verbo cortante parece, por un tiempo, haber cortado de raíz las amenazas que pesaban sobre su legitimidad. Pero, ¿puede la salvación diplomática ser suficiente para borrar la volatilidad del terreno nacional?

Argentina: una tormenta cripto, una investigación archivada

Todo comienza con un token: Libra, asociado a una plataforma llamada «Viva La Libertad». Su rápido despegue, provocado por una campaña viral, precede a una caída igualmente brusca. En el centro del huracán, Javier Milei, bajo presión y acusado de haberse beneficiado de su notoriedad para influir en los mercados.

Pero la Oficina Anticorrupción de Argentina dictaminó: ninguna falta administrativa. El análisis concluye que sus actos correspondían al ámbito privado. No se habría movilizado ningún recurso del Estado. La investigación se cierra en este punto. El ejecutivo respira, por ahora.

Queda un conjunto de interrogantes judiciales aún en estudio. En los Estados Unidos especialmente, autoridades financieras examinan los contornos legales del proyecto Libra, sospechado de eludir los marcos regulatorios tradicionales. En Argentina, el expediente penal permanece abierto. Algunos inversionistas intentan recuperar sus pérdidas.

En el imaginario colectivo persiste un contraste: el paladín de la libertad monetaria visto en el banquillo por haber promocionado un activo que se volatilizó como un espejismo digital.

Javier Milei frente al espejo del poder

Quince meses después de su investidura, Javier Milei ha llevado a Argentina a un giro inédito. Menos impuestos, más recortes, desregulación a todo nivel. Los principales indicadores económicos se recuperan, pero la vida cotidiana de los argentinos sigue bajo tensión. La inflación desacelera, pero la pobreza avanza. El poder adquisitivo se erosiona en el silencio de los estantes.

El presidente no tiene mayoría en el Congreso. Sus grandes reformas estructurales – jubilación, educación, justicia – esperan a octubre y las legislativas. El Instituto Montaigne señala que:

Los proyectos son numerosos, pero su viabilidad sigue suspendida a la aritmética parlamentaria.

Además, el proceso de dolarización, promocionado como la solución milagrosa, está estancado. El peso, golpeado, coexiste como puede con los stablecoins. La recuperación sigue siendo frágil, supeditada a un calendario electoral y a un equilibrio precario entre austeridad y legitimidad.

Su audiencia en el Vaticano cae justo a tiempo. Suaviza su imagen, modera sus ángulos. En un ambiente de desconfianza social, cada gesto de Javier Milei es escrutado, cada símbolo amplificado.

Cripto, desilusión y renovación argentina

La relación de los argentinos con las criptomonedas es antigua, alimentada por la desconfianza hacia los bancos, las crisis repetidas y la inestabilidad monetaria. En 2022, casi 5 millones de ciudadanos poseían activos digitales. Para muchos, era un salvavidas en un mar de turbulencias financieras.

Pero el escándalo Libra empañó ese vínculo de confianza. El episodio reveló la vulnerabilidad de un público expuesto a activos volátiles y mal regulados. El choque es profundo, mucho más allá de la caída de un token.

• 5,08 millones de argentinos invirtieron en criptomonedas en 2022;
• El 36,5% de los jóvenes adultos usan stablecoins a diario;
• Se estiman pérdidas de $250 millones tras la caída de Libra;
• 300 reformas económicas desde la elección de Javier Milei;
• Incremento de 5 puntos porcentuales en pobreza en un año.

El reto actual es doble: restaurar la confianza y estructurar un ecosistema saludable. Los argentinos no le darán la espalda a las criptomonedas, pero exigen salvaguardas. Frente al hiperliberalismo asumido de su presidente, muchos ahora piden un marco mínimo.

El 7 de junio, la justicia argentina levantó el secreto bancario sobre las cuentas de Javier Milei. Un gesto fuerte. Por un pelo, el jefe de Estado vacilaba. La destitución pareció posible. A menos que esta transparencia impuesta sirva, una vez más, para reforzar su posición.