¿Por qué Peter Schiff apuesta por un aumento imparable del precio del oro y de la plata?

Ayer, Peter Schiff, gran escéptico del bitcoin, se incendió literalmente en su cuenta de X. Sus tweets, desatados en cascada, parecían llevar un estribillo único: el oro es rey. Como un niño frente a su juguete favorito, encadenó publicaciones exaltadas. Su hilo era un homenaje vibrante al brillo del metal amarillo, despreciando abiertamente a la criptomoneda reina.

Récords dorados y triunfo de Schiff en un contexto de bitcoin a la baja

Peter Schiff está jubiloso. El oro coquetea con máximos históricos. El 22 de abril, el metal precioso superó brevemente los 3.500 dólares por onza, tras estar valorado en 3.245 dólares diez días antes. Una subida de 31,6 % en 2025, en un contexto de tensiones geopolíticas y creciente inflación. Habla de un nuevo repunte alcista para el oro: mientras el oro brilla, el dólar tambalea, con una caída del 9 % en el mismo período.

Schiff no oculta su entusiasmo:

El oro no es una mercancía como las demás, es dinero.

Para él, este repunte es el toque de diana para el dominio del billete verde. El GDX, ETF emblemático de las minas auríferas, está en su máximo desde 2012, incluso superando al propio oro. Para Schiff, esta inversión es una señal clara: el mercado es alcista.

En sus publicaciones del 13 de junio, relaciona esta subida con las tensiones en Medio Oriente.

Israel ataca a Irán. Los precios del petróleo suben un 5 %, mientras los futuros del S&P caen un 1,5 %. En reacción, los inversores que buscan un valor refugio compran oro, lo que eleva su precio un 0,85 %.

El valor refugio es el oro, insiste, no el bitcoin, que ese día perdió un 2,5 %. Una nueva prueba, según él, de que la criptomoneda no juega en la misma liga.

Duelo oro contra bitcoin: una vieja disputa actualizada

Peter Schiff no es nuevo en su cruzada contra el bitcoin. Desde hace años se empeña en compararlo desfavorablemente con el oro. Para él, el metal amarillo es tangible, histórico, confiable. ¿El bitcoin? Un espejismo digital, una burbuja alimentada por la esperanza. Tuitea:

El hecho de que el bitcoin no haya avanzado en comparación con el oro, a pesar de más de tres años y medio de publicidad mediática, es la prueba de que la burbuja ha alcanzado su apogeo.

La oposición es amarga. Pero también es útil, ya que pone de relieve dos visiones del valor. Una, ancestral, se basa en la escasez física. La otra, más reciente, en la descentralización y la tecnología. Schiff no cede. Insiste: el oro es concreto, el bitcoin, una moda pasajera.

Sin embargo, la comunidad cripto no se rinde. Algunos usuarios destacan que a pesar de la volatilidad, el precio del bitcoin ha subido un 0,75 % en siete días, con una explosión del 40,56 % en el volumen de intercambio. El debate sigue vivo. El propio Schiff ironiza: «¿Dónde está el bitcoin?» cuando el oro destrona al euro como segunda reserva mundial.

Orientación de los valores: entre culto al oro y fe digital

Schiff no se contenta con amar el oro. Lo idolatras. Cuando escribe «la vida en América está a punto de cambiar de una manera que pocos pueden imaginar«, profetiza un cambio monetario. El oro ya no es solo una cobertura contra la inflación. Se convierte, a sus ojos, en una nueva norma, un pilar alternativo.

Comparemos las trayectorias actuales:

• +62 % para el oro en 2024, un récord histórico;
• El 20 % de las reservas centrales están hoy en oro, según el BCE;
• Bitcoin ausente de los balances de los grandes bancos centrales, salvo El Salvador;
• USD en caída libre con una pérdida del 9 % en el año.
• 1.000 toneladas de oro compradas por los bancos centrales en 2024, por tercer año consecutivo.

Mientras tanto, el BTC sigue siendo percibido como un activo riesgoso. Schiff insiste:

Los inversores se deshacen del bitcoin, lo que hace que su precio caiga un 2 %.

Para él, el bitcoin sigue la curva de las acciones. El oro, dice, sigue el miedo y el instinto de preservación. Incluso los bonos del Estado pierden atractivo, sustituidos paulatinamente por el metal amarillo en las cajas de los bancos centrales.

La oposición entre el oro y el bitcoin no es una simple elección binaria. Se inscribe en un debate más amplio sobre la naturaleza del valor, la confianza en las instituciones y las promesas de lo digital. Comprar oro o bitcoin no es una cuestión para resolver en una frase. Sin embargo, en un mundo que aún se aferra a las certezas tangibles, el oro podría mantener una ventaja.