El euro digital entra en fase técnica con vistas a 2029
Mientras el equilibrio monetario mundial se reconfigura bajo la presión de las tecnologías digitales y las ambiciones soberanas, Europa pasa a la ofensiva. El 29 de octubre, el BCE validó una nueva fase técnica del proyecto del euro digital, piedra angular de un futuro sistema de pago europeo. El objetivo es lanzar, para 2029, una moneda digital pública capaz de rivalizar con las soluciones privadas y las iniciativas extranjeras, garantizando al mismo tiempo el control monetario dentro de la zona euro.

En breve
- El Banco Central Europeo lanzó la fase de preparación técnica del euro digital el 29 de octubre de 2025.
- Esta etapa apunta a probar las infraestructuras, afinar los casos de uso y preparar un proyecto piloto previsto para mediados de 2027.
- Si el marco legislativo europeo se adopta para 2026, un despliegue progresivo podría comenzar en 2029.
- El proyecto genera debates intensos en las instituciones europeas, especialmente sobre los desafíos en privacidad y centralización.
El BCE inicia la fase técnica: hacia un lanzamiento progresivo en 2029
El 29 de octubre, el Consejo de Gobernadores del BCE decidió oficialmente pasar a una nueva fase del proyecto del euro digital. Esta etapa busca «prepararse técnicamente para un posible lanzamiento».
En concreto, esto significa que los equipos del Eurosistema comenzarán los desarrollos técnicos, probarán infraestructuras, afinarán los casos de uso y organizarán la distribución de esta moneda digital a través de bancos y proveedores de servicios de pago.
El BCE precisa que un «piloto podría llevarse a cabo desde mediados de 2027», siempre que el marco legislativo esté finalizado a tiempo. El objetivo para un lanzamiento progresivo sigue siendo el año 2029, ya mencionado en varias ocasiones por los responsables europeos.
Esta nueva fase sucede al período de investigación iniciado a finales de 2023. Marca la clara voluntad del BCE de anticipar cualquier luz verde política, sin precipitar una implementación definitiva. Según el Consejo de Gobernadores, esta etapa es puramente preparatoria. En concreto, los próximos años estarán dedicados a :
- Desarrollar las infraestructuras técnicas del euro digital, asegurando robustez, seguridad e interoperabilidad con los sistemas existentes ;
- Evaluar las modalidades de distribución de la moneda, incluyendo el papel de los bancos comerciales y los proveedores de servicios de pago ;
- Realizar pruebas a gran escala, a través de un proyecto piloto previsto desde mediados de 2027, para identificar los usos concretos y obtener datos on-chain para los posibles ajustes necesarios ;
- Finalizar los aspectos funcionales, especialmente en lo que respecta a la experiencia del usuario, inclusión financiera y uso offline.
Todo este trabajo busca garantizar que, si se cumplen las condiciones políticas, el Eurosistema estará en capacidad de desplegar una versión operativa del euro digital para 2029. Sin embargo, el BCE recuerda que esta fase no equivale a una validación política del proyecto.
Una batalla política y social lejos de estar ganada
Más allá de las consideraciones institucionales, el proyecto del euro digital ya genera debates intensos entre las partes interesadas. Si el BCE desea un despliegue en 2029, aún se debe aprobar la legislación necesaria en el Parlamento Europeo.
Sin embargo, el debate parlamentario se ha prolongado desde 2023, ralentizado por fuertes disensiones internas y por las elecciones europeas de 2024. Muchos Estados miembros, así como representantes del sector bancario, expresan reservas.
El proyecto es percibido por algunos como un intento de centralización excesiva que podría alterar los equilibrios económicos y cuestionar la confidencialidad de los pagos. En septiembre, Piero Cipollone, miembro del directorio del BCE, mostró cierto optimismo al declarar que «el Parlamento podría alcanzar un consenso para mayo de 2026».
Las reticencias expresadas están lejos de ser marginales. Varios actores temen que la introducción del euro digital favorezca una desintermediación del sistema bancario tradicional, a favor de una infraestructura controlada directamente por los bancos centrales.
Además, la cuestión de la privacidad alimenta las críticas. Muchos se preguntan sobre las capacidades de vigilancia que tal sistema podría implicar. Frente a estas inquietudes, el BCE responde destacando los beneficios potenciales: una mejor inclusión financiera, una herramienta de resiliencia frente a ciberataques o crisis sistémicas, y la garantía de un medio de pago digital público, gratuito y universal. «El euro digital garantizaría a todos los europeos acceso a un medio de pago digital aceptado en todas partes, incluso en caso de guerra o ataque cibernético», afirmó Cipollone.
El futuro del euro digital, que aún divide a los responsables europeos, dependerá tanto del éxito técnico de su desarrollo como de su capacidad para convencer a ciudadanos y decisores. El Eurosistema deberá asegurar la protección de los datos personales, mantener un equilibrio entre sector público y privado, y evitar un rechazo popular. En esta perspectiva, los próximos dos años serán cruciales. Si un marco legislativo claro emerge para 2026, Europa podría dotarse de una herramienta estratégica frente a los gigantes del pago y las monedas privadas.
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Diplômé de Sciences Po Toulouse et titulaire d'une certification consultant blockchain délivrée par Alyra, j'ai rejoint l'aventure Cointribune en 2019. Convaincu du potentiel de la blockchain pour transformer de nombreux secteurs de l'économie, j'ai pris l'engagement de sensibiliser et d'informer le grand public sur cet écosystème en constante évolution. Mon objectif est de permettre à chacun de mieux comprendre la blockchain et de saisir les opportunités qu'elle offre. Je m'efforce chaque jour de fournir une analyse objective de l'actualité, de décrypter les tendances du marché, de relayer les dernières innovations technologiques et de mettre en perspective les enjeux économiques et sociétaux de cette révolution en marche.
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