A pesar de una caída en los beneficios, las empresas del CAC 40 redoblan su atención hacia sus accionistas. En 2024, mantienen pagos récord, en contra de las señales económicas tradicionales. En un entorno marcado por un crecimiento débil, una inflación creciente y mercados inestables, esta estrategia suscita interrogantes. ¿Es un signo de fortaleza o una apuesta arriesgada? Mientras la rentabilidad para los accionistas sigue siendo una prioridad, la discrepancia entre los beneficios distribuidos y los resultados reales genera dudas sobre la sostenibilidad de este modelo.