La industria china muestra signos de debilidad. Por primera vez en más de un año, la actividad manufacturera del país se ha contraído, según las últimas cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas. De hecho, la nueva ofensiva arancelaria estadounidense relanzada por Donald Trump, con tarifas de hasta el 145%, comienza a producir sus efectos. En Wall Street y en Pekín, la preocupación aumenta. Esta batalla comercial entre las dos potencias despierta temores de un desaceleramiento global con consecuencias sistémicas.