En un momento en que las tensiones comerciales redefinen las relaciones de poder globales, Europa se enfrenta a una amenaza directa: Washington impone un ultimátum al 9 de julio para concluir un acuerdo bilateral. Después de esta fecha, aranceles que podrían alcanzar el 70% recaerían sobre las exportaciones europeas a partir del 1 de agosto. En este clima de alta tensión, Bruselas intenta evitar un choque frontal con una administración estadounidense decidida a imponer sus reglas. Se inicia una negociación exprés para evitar un cambio hacia el enfrentamiento arancelario.