En solo tres días, la bolsa estadounidense presenció un espectáculo raro: ocho de las mayores empresas tecnológicas vieron subir su capitalización en 420 mil millones de dólares. Un movimiento relámpago que reposiciona a Google en el centro del juego y confirma hasta qué punto las decisiones regulatorias y los avances en inteligencia artificial influyen ahora en Wall Street.