BRICS inician retirada masiva de activos en EE.UU.

¿Y si una de las transferencias de capital más grandes en la historia moderna ya estuviera en marcha, lejos de los reflectores? Frente a un aumento de las tensiones geopolíticas y al agotamiento del modelo dependiente del dólar, las naciones asiáticas, encabezadas por los BRICS, comienzan a retirar aproximadamente 7.500 billones de dólares en activos estadounidenses. Esta reorientación, basada en decisiones estratégicas y datos concretos, pone en duda los fundamentos financieros occidentales y anuncia una recomposición silenciosa pero decisiva del orden monetario mundial.

Un desenganche asiático ya iniciado

China, miembro influyente de los BRICS, reduce progresivamente sus tenencias en bonos del Tesoro estadounidenses, una decisión que genera crecientes inquietudes en los mercados mundial.

Desde hace varios meses, se vislumbra un movimiento discreto pero de gran peso. Los otros miembros de los BRICS y varias naciones asiáticas siguen esta dinámica iniciando a su vez un desenganche de activos financieros estadounidenses, principalmente bonos del Tesoro.

Esta retirada ya está en curso y se enmarca en una lógica de diversificación de las reservas extranjeras. Aquí los elementos fácticos más importantes:

• China ha vendido 150 billones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense en 2024, en un esfuerzo claro por reducir su exposición al dólar ;
• Este desenganche no afecta solo a China: otras economías emergentes del bloque BRICS han comenzado a liquidar sus activos en dólares para convertirlos, sobre todo, en oro, considerado más seguro ;
• Esta tendencia marca el fin de un modelo económico dominante durante décadas, en el que Asia exportaba a Estados Unidos y luego reinvertía los ingresos en deuda estadounidense ;
• Los expertos estiman que 7,500 billones de dólares en activos asiáticos siguen expuestos a los mercados estadounidenses, una suma colosal, cuyo posible retiro representaría un evento inédito para la economía estadounidense ;
• Este cambio está directamente relacionado con la pérdida creciente de confianza en la estabilidad fiscal de Estados Unidos, cuya deuda ha superado los 36,000 billones de dólares.

Este realineamiento estratégico no es por tanto una anticipación teórica: ya ha comenzado. Emerge de la voluntad de retomar el control sobre las reservas soberanas, en un contexto de aumento de tensiones comerciales, fragmentación geopolítica y desconfianza creciente hacia la trayectoria financiera de Estados Unidos.

El auge de un nuevo orden financiero liderado por los países emergentes

Además de las ventas de activos, se cuestiona la lógica misma del sistema posterior a la Segunda Guerra Mundial. Como afirma Virginie Maisonneuve, directora de inversiones en Allianz Global Investors: «®stamos viviendo un cambio del orden mundial, y no creo que volvamos al estado de cosas como era antes» .

Según ella, este movimiento está en gran parte ligado al ascenso de China, especialmente en los ámbitos tecnológico y económico, que impulsa a los países emergentes a afirmar más su soberanía financiera.

Paralelamente al desinversiones, numerosos países fortalecen sus reservas de oro y se alejan del dólar, considerado cada vez más arriesgado. El contexto fiscal estadounidense, con una deuda que supera ahora los 36,000 billones de dólares, preocupa crecientemente a los decisores extranjeros.

Temen una pérdida de valor del billete verde a mediano o largo plazo, y por tanto una desvalorización de sus activos. Este fenómeno ahora afecta a toda Asia más allá de los BRICS, en un movimiento de diversificación monetaria potencialmente irreversible.

Si esta tendencia se confirma y se acelera, las consecuencias podrían ser graves para Estados Unidos. Pierdiendo su estatus privilegiado como destino para reservas extranjeras, verían su influencia financiera disminuir, pero también su capacidad para financiarse a bajo costo erosionarse. El dólar en declive podría entonces perder una parte de su dominio mundial con consecuencias desastrosas, a favor de activos alternativos o nuevas monedas de reserva, que algunos miembros de los BRICS, con China a la cabeza, parecen determinados a promover. La página del sistema monetario internacional centrado en el dólar aún no se ha llegado a cerrar, pero las primeras líneas de su epílogo tal vez ya estén siendo escritas.