El euro digital sigue dividiendo a Europa, a pesar de un acuerdo de principio
El euro digital, este proyecto que los barones del BCE llevan como estandarte, no escapa a las críticas. Los ministros de finanzas han encontrado un compromiso en Copenhague y avanzan un calendario. Ya circulan fechas: 2026 para la legislación, 2029 para un posible lanzamiento. Sin embargo, entre escépticos y partidarios, nada está aún grabado en piedra. Para algunos, es un paso hacia la soberanía europea. Para otros, una herramienta que nadie realmente necesita.
En resumen
- Los ministros europeos acordaron en Copenhague una hoja de ruta común para el e-euro.
- El euro digital sigue siendo cuestionado, especialmente por Fernando Navarrete, ponente en el Parlamento Europeo.
- El proyecto prevé un límite de 3.000 euros para limitar los riesgos bancarios.
- El BCE espera una adopción legislativa en 2026, con un lanzamiento posible hacia 2029.
Acuerdo político, pero euro digital sigue en suspenso
Además de la hipótesis de que un euro digital pueda algún día ser desplegado en Ethereum y Solana, los ministros europeos de finanzas han adoptado una hoja de ruta que da cuerpo al proyecto. Este compromiso implica que los Estados miembros tendrán voz sobre la emisión y los límites de tenencia. Detrás de la puesta en escena de unidad, el acuerdo es sobre todo una precaución para calmar los mercados y contener las críticas.
Fernando Navarrete, ponente del Parlamento Europeo sobre el tema, se mantiene firmemente en contra. Publicó un informe detallado donde alerta sobre los riesgos. Según él:
En medio del discurso cambiante del BCE, los riesgos posibles ligados a un euro digital —como el efecto desestabilizador que podría tener sobre la estabilidad financiera, las preocupaciones sobre la privacidad de los datos que han suscitado un debate público importante, así como la asignación de responsabilidades adicionales en áreas como la prevención del fraude y la lucha contra el lavado de dinero— deben evaluarse cuidadosamente.
Fuente: The Block
El BCE quiere avanzar, pero las disensiones políticas y técnicas pesan mucho sobre el proyecto.
Inclusión financiera o amenaza para los bancos?
Para sus partidarios, el euro digital o e-euro sería un avance social. Permitirá a cada ciudadano, incluso no bancarizado, tener una cartera digital directamente respaldada por el BCE. La promesa es seductora, pero la realidad es más compleja.
El BCE mencionó un límite de 3.000 € por individuo. Problema: demasiado bajo, el umbral desalienta la adopción. Demasiado alto, debilita los depósitos bancarios tradicionales y podría alimentar las “corridas bancarias digitales”. El dilema es profundo: ofrecer una herramienta moderna sin debilitar el papel de los bancos.
Christine Lagarde defiende una visión política fuerte:
El euro digital no es solo un medio de pago, también es una declaración política sobre la soberanía de Europa y su capacidad para gestionar los pagos, incluso en base transfronteriza, con una infraestructura y una solución europeas. Entre inclusión y preocupaciones, el debate sigue abierto y apasionado.
Euro digital y CBDC: un juego geopolítico de alto riesgo
El calendario ilustra la prudencia europea: legislación para 2026, posible implementación alrededor de 2029. Un tiempo largo, mientras Estados Unidos avanza sobre stablecoins y China ya experimenta con su yuan digital. Los ministros quieren evitar que Europa permanezca espectadora en la carrera mundial hacia las CBDC.
Pero esta ambición choca con una fractura interna: algunos países presionan por un euro digital rápido para contrarrestar la influencia de los stablecoins respaldados por el dólar; otros, como España vía Navarrete, cuestionan su utilidad.
Algunos datos clave a recordar
- 2026: objetivo fijado para la adopción de la legislación;
- 2029: horizonte previsto para un lanzamiento efectivo del euro digital;
- 3.000 €: límite de tenencia propuesto por el BCE para limitar los riesgos;
- 27 páginas: extensión del informe crítico publicado por Navarrete contra el euro digital;
- Visa y Mastercard: principales actores que la UE quiere competir con su proyecto.
Esta mezcla de objetivos geopolíticos y críticas internas ilustra un proyecto que divide profundamente a Europa, entre soberanía mostrada y escepticismo institucional.
El euro digital sigue siendo una prioridad para el BCE. Christine Lagarde y su equipo insisten en esta alternativa como un símbolo de independencia europea. Sin embargo, algunos analistas ven en esta iniciativa una maniobra más frágil de lo que parece, casi una última carta jugada en un contexto económico tenso. El camino hacia un verdadero euro digital parece todavía largo, lleno de dudas y fracturas políticas.
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