Es una paradoja que haría fruncir el ceño a los economistas más experimentados: mientras el dólar vacila, la economía asiática se recupera con una confianza casi insolente. En el momento en que la Reserva Federal de Estados Unidos se toma su tiempo con los tipos de interés, y las tensiones comerciales parecen adormecerse sin realmente disiparse, Asia se beneficia de un impulso inesperado. Como sea, incluso en la niebla monetaria mundial, algunos encuentran su rumbo.