Mientras algunos gobiernos se tambalean, Singapur y Dubai se nutren de criptomonedas. ¿Y si las finanzas del mañana vinieran de... islas paradisíacas obsesionadas con los monederos?
Mientras algunos gobiernos se tambalean, Singapur y Dubai se nutren de criptomonedas. ¿Y si las finanzas del mañana vinieran de... islas paradisíacas obsesionadas con los monederos?
Cuando el mundo de la cripto sueña con una anclaje físico, a veces da lugar a proyectos tan audaces como confusos. ¿El último en la lista? Una iniciativa de la Fundación TON que busca ofrecer un Golden Visa de 10 años a los inversores de Toncoin. La idea, atractiva sobre el papel, sin embargo, fue rápidamente enfriada por un desmentido contundente: las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos nunca aprobaron el programa. Detrás del efecto de anuncio, vuelve a la superficie toda la tensión entre la innovación descentralizada y la soberanía estatal.
Los gigantes estadounidenses de la tecnología se unen en torno a un proyecto de envergadura mundial en los Emiratos Árabes Unidos: el centro de datos de inteligencia artificial "UAE Stargate". Esta infraestructura colosal, respaldada por los nombres más grandes de Silicon Valley, marca un giro estratégico en la carrera mundial hacia el poder de cómputo. Pero, ¿qué es lo que realmente oculta este acercamiento entre Estados Unidos y los Emiratos en el contexto geopolítico actual?
Mientras los precios del petróleo se desploman y la demanda sigue siendo débil, la OPEP+ sorprende al anunciar un aumento masivo de su producción a partir de junio. Ocho miembros del cártel rompen con la reciente prudencia y reavivan la incertidumbre en un mercado ya tenso. Detrás de este cambio se perfila un posible giro geopolítico y económico, entre estrategia de reconquista y asunción de riesgos calculados. Esta decisión podría redibujar los equilibrios energéticos mundiales.
Los Emiratos Árabes Unidos, ahora miembros de los BRICS, van a invertir 1.400 millones de dólares en Estados Unidos en un plazo de diez años. Anunciada tras un encuentro con Donald Trump, esta maniobra redefine los equilibrios globales. Entre la ambición tecnológica, el cálculo diplomático y la proyección de influencia, Abu Dabi altera las líneas de un mundo ahora estructurado por alianzas económicas de geometría variable.
En una era en la que la inteligencia artificial se impone como un palanca estratégica ineludible, Francia se prepara para acoger uno de los proyectos más ambiciosos de Europa: la construcción de un campus dedicado a la IA, respaldado por los Emiratos Árabes Unidos. Con una inversión anunciada de entre 30 y 50 mil millones de euros, esta iniciativa constituye un avance importante en la competencia internacional por la soberanía tecnológica y el poder de cálculo. Detrás de este anuncio, un objetivo claro: convertir a Francia en un hub europeo de inteligencia artificial, gracias a infraestructuras de vanguardia capaces de competir con los gigantes estadounidenses y chinos.