Los Emiratos Árabes Unidos, ahora miembros de los BRICS, van a invertir 1.400 millones de dólares en Estados Unidos en un plazo de diez años. Anunciada tras un encuentro con Donald Trump, esta maniobra redefine los equilibrios globales. Entre la ambición tecnológica, el cálculo diplomático y la proyección de influencia, Abu Dabi altera las líneas de un mundo ahora estructurado por alianzas económicas de geometría variable.