Mientras Wall Street rompe récords, el dólar se desploma a un ritmo sin precedentes desde 1973. Esta gran distancia no es trivial. Refleja un cambio global alimentado por tensiones geopolíticas, una Reserva Federal bajo presión política y las incertidumbres macroeconómicas. Los referentes se desmoronan, los mercados buscan refugios. En esta recomposición silenciosa pero brutal, las criptomonedas vuelven a imponerse en el ámbito estratégico, impulsadas por su lógica descentralizada ante la inestabilidad de las monedas estatales.