Un millón. No en bonos, no en oro. En Ether. Cuando SharpLink Gaming abre su chequera, no es para jugar — es para apostar todo en la mesa de Ethereum. Mientras la vieja finanza se aferra a sus tasas de interés como a un salvavidas, una empresa de apuestas deportivas acaba de lanzar una bomba termonuclear sobre el paisaje cripto.