En un contexto geopolítico en plena recomposición, dos iniciativas marcantes sacuden la hegemonía del dólar. Brasil y China toman un giro estratégico al privilegiar sus monedas nacionales para los intercambios bilaterales. Por su parte, Rusia e Irán anuncian el inicio de una nueva moneda común para eludir las sanciones occidentales. Estos movimientos distintos, pero convergentes, ilustran una voluntad compartida de los miembros influyentes de los BRICS: construir un sistema financiero menos dependiente del billete verde y afirmar una soberanía monetaria frente a las presiones externas.