Mientras Washington y Pekín vuelven a abrir un canal diplomático en Londres, las tensiones sobre las tierras raras y los semiconductores amenazan el equilibrio global. Frente a la delegación china, Washington muestra su firmeza. Donald Trump, fiel a su estilo, marca el tono: "China no es fácil". Detrás de esta frase, se dibuja una realidad: ninguno de los dos bandos parece dispuesto a ceder en asuntos tan estratégicos como explosivos.