En Shanghai, China ha presentado una propuesta importante: crear una organización mundial dedicada a la gobernanza de la inteligencia artificial. En un discurso con tintes geopolíticos, Pekín denuncia una regulación internacional "fragmentada" y pretende posicionarse como una alternativa estratégica a Estados Unidos. Apostando por la apertura y el diálogo con los países del Sur, esta iniciativa marca un paso en la ambición china de dar forma a la innovación tecnológica, pero también a las normas que regularán su uso a escala global.