A pocos días del Día de Acción de Gracias, Washington y Pekín se preparan para concluir un acuerdo decisivo sobre las tierras raras, estos materiales vitales para la industria tecnológica, la defensa y la minería criptográfica. En un clima geopolítico tenso, este compromiso podría desactivar una crisis con graves consecuencias para las cadenas de suministro mundiales. Ante la amenaza de sanciones aduaneras estadounidenses y las restricciones chinas a las exportaciones, este acuerdo marca un giro estratégico, pero nada está todavía decidido.