Mientras el bitcoin sigue dividiendo a las instituciones, Texas sorprende a todos. En un gesto tan simbólico como estratégico, el estado adopta una reserva pública de Bitcoin, afirmando en voz alta su ambición de desempeñar un papel central en la economía digital del mañana. Una iniciativa que desafía los códigos clásicos de la gestión de las finanzas públicas y que bien podría sentar un precedente.